1 Israelitas, oigan lo que dice el Señor al pueblo que sacó de Egipto:
2 «Solo a ustedes he escogido de entre todos los pueblos de la tierra. Por eso habré de pedirles cuentas de todas las maldades que han cometido.»
3 Si dos caminan juntos, es porque están de acuerdo;
4 si el león ruge en la selva, es porque ha hecho una presa; si el cachorro gruñe en la cueva, es porque ha capturado algo;
5 si un pájaro cae al suelo, es porque había una trampa; si la trampa salta del suelo, es porque algo ha atrapado;
6 si la trompeta suena en la ciudad, la gente se alarma; si algo malo pasa en la ciudad, es porque el Señor lo ha mandado.
7 Nunca hace nada el Señor sin revelarlo a sus siervos los profetas.
8 ¿Quién no tiembla de miedo, si el león ruge? ¿Quién no habla en nombre del Señor, si él lo ordena?
9 Proclamen ustedes en los palacios de Asdod y en los palacios de Egipto: «Vengan a los montes de Samaria; vean los desórdenes que hay en ella y la violencia que allí se sufre.»
10 El Señor afirma: «Ellos no saben actuar con rectitud; guardan en sus palacios lo que robaron con violencia.»
11 Por tanto, así dice Dios el Señor: «Un enemigo rodeará el país, derribará tu fortaleza y saqueará tus palacios.»
12 Así dice el Señor: «Como el pastor salva de la boca del león dos patas o la punta de una oreja, así escaparán los israelitas que viven en Samaria, esos que se recuestan en lujosos divanes de Damasco.»
13 El Señor, el Dios todopoderoso, afirma: «Oigan ustedes y den testimonio contra el pueblo de Jacob,
14 pues el día en que yo pida cuentas a Israel por sus pecados, destruiré los altares de Betel; los cuernos del altar serán cortados y caerán a tierra.
15 Destruiré las casas de invierno y de verano, pondré fin a las casas de marfil y arruinaré los grandes palacios.» El Señor lo afirma.