1 Grita, Job, a ver quién te responde. ¿A qué ángel vas a recurrir?
2 Entregarse a la amargura o a la pasión es una necedad que lleva a la muerte.
3 He visto al necio empezar a prosperar, mas su casa fue pronto destruida.
4 Sus hijos no tienen quien los ayude; en los tribunales los tratan injustamente y no hay quien los defienda.
5 Sus cosechas se las comen los hambrientos sacándolas de entre los espinos, y los sedientos les envidian sus riquezas.
6 La maldad no brota del suelo; la desdicha no nace de la tierra:
7 es el hombre el que causa la desdicha, así como del fuego salen volando las chispas.
8 En tu lugar, yo me volvería hacia Dios y pondría mi causa en sus manos;
9 ¡él hace tantas y tan grandes maravillas, cosas que nadie es capaz de comprender!
10 Él envía la lluvia a la tierra, y con ella riega los campos;
11 él enaltece a los humildes y da seguridad a los afligidos;
12 él desbarata los planes del astuto y los hace fracasar.
13 Él atrapa al astuto en su propia astucia, y hace que fracasen sus planes malvados:
14 ¡a plena luz del día andan ellos a tientas, envueltos en tinieblas, como si fuera de noche!
15 Dios salva al pobre y oprimido del poder de los malvados;
16 él es la esperanza de los débiles, ¡él les tapa la boca a los malvados!
17 Feliz el hombre a quien Dios reprende; no rechaces la reprensión del Todopoderoso.
18 Si él hace una herida, también la vendará; si con su mano da el golpe, también da el alivio.
19 Una y otra vez te librará del peligro, y no dejará que el mal llegue a ti.
20 En tiempo de hambre te librará de la muerte, y en tiempo de guerra te salvará de la espada.
21 Te protegerá de las malas lenguas, y no habrás de temer cuando llegue el desastre.
22 Te reirás de hambres y calamidades, y no tendrás miedo a los animales salvajes.
23 Las piedras no estorbarán en tus campos, y las fieras serán tus amigas.
24 En tu casa tendrás prosperidad, y al revisar tu ganado lo encontrarás completo.
25 Tendrás tanta descendencia como hierba hay en el campo.
26 Llegarás a la vejez en pleno vigor, como un manojo de espigas maduras.
27 La experiencia nos enseña que esto es así; escucha esto, y compruébalo tú mismo.