Bildad

1 ¿Hasta cuándo vas a seguir hablando así, hablando como un viento huracanado?

3 Dios, el Todopoderoso, nunca tuerce la justicia ni el derecho.

4 Seguramente tus hijos pecaron contra Dios, y él les dio el castigo merecido.

5 Busca a Dios, al Todopoderoso, y pídele que tenga compasión de ti.

6 Si tú actúas con pureza y rectitud, él velará por ti, y te dará el hogar que justamente mereces.

7 La riqueza que tenías no será nada comparada con lo que tendrás después.

8 Consulta a las generaciones pasadas, aprende de la experiencia de los antiguos.

9 Nosotros somos apenas de ayer, y nada sabemos; nuestros días en esta tierra pasan como una sombra.

10 Pero los antiguos podrán hablarte y enseñarte muchas cosas.

11 El junco y el papiro crecen solo donde abunda el agua;

12 sin embargo, estando aún verdes y sin cortar, se secan antes que otras hierbas.

13 Lo mismo pasa con los malvados, con los que se olvidan de Dios: sus esperanzas quedan frustradas.

14 Su confianza y su seguridad son como el hilo de una telaraña.

15 Querrán agarrarse al hilo, y no resistirá; o apoyarse en la telaraña, y no los soportará.

16 Los malvados son como verdes hierbas al sol, que se extienden por todo el jardín;

17 enredan sus raíces entre las rocas y se adhieren a las piedras,

18 pero si alguien las arranca de su sitio nadie podrá saber que estuvieron allí.

19 Así termina su prosperidad, y en su lugar brotan otras hierbas.

20 Dios no abandona al hombre intachable, ni brinda su apoyo a los malvados.

21 Él hará que vuelvas a reír y que grites de alegría;

22 en cambio, tus enemigos se cubrirán de vergüenza y la casa de los malvados será destruida.

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