II. COMIENZO DE LA ACTIVIDAD DE JESÚS

(3.1—4.25)

Juan el Bautista en el desierto

(Mc 1.1-8; Lc 3.1-9,15-17; Jn 1.19-28)

1 Por aquel tiempo se presentó Juan el Bautista en el desierto de Judea. 2 En su proclamación decía: «¡Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!»

3 Juan era aquel de quien Dios había dicho por medio del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto.”»

4 La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; su comida era langostas y miel del monte. 5 La gente de Jerusalén y todos los de la región de Judea y de la región cercana al Jordán salían a oírle. 6 Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.

7 Pero cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras! ¿Quién les ha dicho a ustedes que van a librarse del terrible castigo que se acerca? 8 Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor, 9 y no presuman diciéndose a sí mismos: “Nosotros somos descendientes de Abraham”; porque les aseguro que incluso a estas piedras Dios puede convertirlas en descendientes de Abraham. 10 El hacha ya está lista para cortar los árboles de raíz. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. 11 Yo, en verdad, los bautizo con agua para invitarlos a que se vuelvan a Dios; pero el que viene después de mí los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle sus sandalias. 12 Trae su pala en la mano y limpiará el trigo y lo separará de la paja. Guardará su trigo en el granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará.»

Jesús es bautizado

(Mc 1.9-11; Lc 3.21-22)

13 Jesús fue de Galilea al río Jordán, donde estaba Juan, para que este lo bautizara. 14 Al principio Juan quería impedírselo, y le dijo: —Yo debería ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

15 Jesús le contestó: —Déjalo así por ahora, pues es conveniente que cumplamos todo lo que es justo ante Dios. Entonces Juan consintió.

16 En cuanto Jesús fue bautizado y salió del agua, el cielo se le abrió y vio que el Espíritu de Dios bajaba sobre él como una paloma. 17 Se oyó entonces una voz del cielo, que decía: «Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.»

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