1 1 (1b) ¡Cuida, oh Dios, de mí, pues en ti busco protección!
2 Yo te he dicho: «Tú eres mi Señor, mi bien; nada es comparable a ti.»
3 Los dioses del país son poderosos, según dicen los que en ellos se complacen,
4 los que aumentan el número de sus ídolos y los siguen con gran devoción. ¡Jamás tomaré parte en sus sangrientos sacrificios! ¡Jamás pronunciaré sus nombres con mis labios!
5 Tú, Señor, eres mi todo; tú me colmas de bendiciones; mi vida está en tus manos.
6 Primoroso lugar me ha tocado en suerte; ¡hermosa es la herencia que me ha correspondido!
7 Bendeciré al Señor, porque él me guía, y en lo íntimo de mi ser me corrige por las noches.
8 Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer.
9 Por eso, dentro de mí, mi corazón está lleno de alegría. Todo mi ser vivirá confiadamente,
10 pues no me dejarás en el sepulcro, ¡no abandonarás en la fosa a tu amigo fiel!
11 Me mostrarás el camino de la vida. Hay gran alegría en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.,