Mensajeros de Babilonia

39:1-8 – 2R 20:12-19

1 En aquel tiempo Merodac Baladán, hijo de Baladán y rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había recuperado. 2 Ezequías se alegró al recibir esto y mostró a los mensajeros todos sus tesoros: la plata, el oro, las especias, el aceite fino, todo su arsenal y todo lo que había en ellos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara.

3 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué dijeron esos hombres? ¿De dónde vinieron? —Vinieron de Babilonia, un país lejano —respondió Ezequías.

4 —¿Y qué vieron en tu palacio? —preguntó el profeta. —Vieron todo lo que hay en él —contestó Ezequías—. No hay nada en mis tesoros que yo no les haya mostrado.

5 Entonces Isaías dijo: —Oye la palabra del Señor de los Ejércitos:

6 Sin duda vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio y todo lo que tus antepasados atesoraron hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el Señor—. 7 Y algunos de tus hijos, tus descendientes, serán llevados para servir como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

8 —El mensaje del Señor que tú me has traído es bueno —respondió Ezequías. Y es que pensaba: «Al menos mientras yo viva, habrá paz y seguridad».

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