1 Dice el necio en su corazón: «No hay Dios». Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno!
2 Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios.
3 Pero todos se han descarriado; a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!
4 ¿Acaso no tienen entendimiento todos esos malhechores, esos que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invocan al Señor!
5 Allí los tienen, sobrecogidos de miedo, pues Dios habita entre los justos.
6 Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege.
7 ¡Oh, si de Sión saliera la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!