Tres visiones de destrucción

1 Así me mostró el SEÑOR Dios: He aquí que él formaba un enjambre de langostas cuando comenzaba a brotar el heno tardío, después de la siega del rey. 2 Aconteció que cuando acababan de comer la hierba de la tierra, dije: —¡Oh SEÑOR Dios, perdona, por favor! ¿Cómo podrá levantarse Jacob que es tan pequeño?

3 El SEÑOR desistió de ello. —No será así —ha dicho el SEÑOR—.

4 Así me mostró el SEÑOR Dios: He aquí que el SEÑOR Dios convocó para juzgar por fuego, y el fuego consumió el gran océano y una parte de la tierra. 5 Yo dije: —¡Oh SEÑOR Dios, desiste, por favor! ¿Cómo podrá restablecerse Jacob que es tan pequeño?

6 El SEÑOR desistió de ello. —No será así tampoco —dijo el SEÑOR Dios—.

7 Así me mostró: He aquí que el Señor estaba de pie sobre un muro hecho a plomo, y en su mano tenía una plomada de albañil. 8 Entonces me preguntó el SEÑOR: —¿Qué ves, Amós? Yo respondí: —Una plomada de albañil. Y el SEÑOR dijo: —He aquí yo pongo una plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel. ¡No lo soportaré más!

9 Los altares de Isaac serán destruidos y los santuarios de Israel quedarán desolados. Y me levantaré con espada contra la casa de Jeroboam.

Confrontación de Amós con Amasías

10 Entonces Amasías, sacerdote de Betel, envió a decir a Jeroboam, rey de Israel: “Amós ha conspirado contra ti en medio de la casa de Israel. ¡La tierra no puede soportar todas sus palabras! 11 Así ha dicho Amós: ‘Jeroboam morirá a espada e Israel saldrá de su tierra en cautiverio’”.

12 Y Amasías dijo a Amós: —¡Vidente, vete; huye a la tierra de Judá y come allá tu pan! Profetiza allá

13 y no profetices más en Betel porque es el santuario del rey y la casa del reino.

14 Respondió Amós y dijo a Amasías: —Yo no soy profeta ni hijo de profeta; soy ganadero y cultivador de higos silvestres.

15 Pero el SEÑOR me tomó de detrás del rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”. 16 Ahora pues, escucha la palabra del SEÑOR: Tú dices:“No profetices contra Israel ni prediques contra la casa de Isaac”. 17 Por tanto, así dice el SEÑOR: “Tu mujer se prostituirá en la ciudad; tus hijos y tus hijas caerán a espada. Tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra inmunda, e Israel definitivamente será llevado cautivo de su tierra”.

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